Sí rehabilitación, no destrucción

Es evidente la necesidad de que el centro de cualquier recinto urbano se rehabilite. A ello no es ajeno el núcleo fundacional de Guía de Gran Canaria y es que, por los avatares de la vida, las plazas que configuran el centro de esta Ciudad han perdido importancia como lugar de reunión social. Las causas son varias:

La población se ha ido desplazando hacia otros puntos de casco urbano (otras plazas o parques).

Desde la llegada de la televisión y, sobre todo, de las nuevas tecnologías se facilita el salir menos de casa.

La ausencia de otros atractivos como quioscos o estancos donde poder comprar o consumir algo en el recinto de dicho centro.

Para intentar solucionar este problema, desde la propia administración municipal se organizó una actividad en el año 2017, a la que se llamó “Las plazas que creas, sueñas y vives”. La participación en ella fue numerosa desde distintos ámbitos sociales, pero desembocó en un hecho no comunicado convenientemente, como fue la convocatoria de un concurso de ideas que tenían por finalidad REFORMAR DRÁSTICAMENTE LA FISONOMÍA DE ESTE CENTRO NEURÁLGICO,  aunque intentara justificarse porque sería sometido a una votación popular, pero sin que se ofreciera la posibilidad de manifestarse a favor del mantenimiento de la estructura urbana actual (por cierto, en esos comicios sólo participó el 5% de la población votante del municipio).

Al parecer, cuando tuvo lugar la convocatoria no se contó con un importante hecho: esa tremenda remodelación se realizaría en parte de un conjunto histórico y, por si fuera poco, en el mismo recinto en que se halla un monumento histórico- artístico de carácter nacional, como es el templo parroquial de Santa María de Guía, además de la conocida como Casa Quintana que, según el P.E.P.R.I. municipal está catalogado con ordenanza de protección propia de monumento histórico y artístico. Por todo ello, puede deducirse que el recinto afectado no es un lugar cualquiera pues, por Ley, está sometido a una serie de normas que deben ser de obligado cumplimiento.

Ante la reacción de parte de la ciudadanía (cabe recordar que en una recogida de firmas contraria a tal aberración e ilegalidad se superó el número de votantes a favor de ella), el grupo de gobierno dio marcha atrás, como se comprobó en el pleno extraordinario de 15 de febrero de 2019. En éste, los munícipes reconocieron que “eran sensibles a los valores del patrimonio histórico”, al tiempo que se comprometían a “reabrir el proceso participativo Las plazas que crees, sueñas y vives y a crear una comisión de expertos especialistas en Patrimonio Histórico (así aparece en el acta de dicha sesión plenaria)”.

Pero, por la trayectoria seguida desde entonces, todo apunta a que esas declaraciones no eran sinceras pues pronto se iniciaron unas obras de remodelación de parte de las plazas y del entorno de ellas (Plaza Luján Pérez; zona del Teatro Hespérides) en las que no se contó con el proceso participativo.

Por si fuera poco, en junio de 2020 fue convocado otro pleno extraordinario en el que se tumbaron los acuerdos tomados en el citado del año anterior (“donde dije digo, dije Diego”), que fue aprobado solo y ajustadamente por los entonces nueve miembros del gobierno de Guía.

En noviembre de ese año se sorprende a la población con una puesta en escena textual y gráfica que circunda la Plaza Grande en la que se recalca el “compromiso del Ayuntamiento para con el pueblo y su importante Patrimonio Histórico y Cultural”, presentándose el proyecto de remodelación de dicho entorno. No se hace mención a más consulta popular o comisión de expertos, pero claro: esto había sido desechado en el pleno de junio.

El proyecto de ejecución fue asignado a un estudio de arquitectos. Este gabinete presenta un amplísimo dossier subdividido en numerosas partes. La mayoría de su texto hace hincapié en las loables consideraciones hacia las personas con movilidad reducida y la lógica necesidad de adaptar los servicios de las plazas a sus condiciones, así como a la seguridad física de los operarios que participan en las obras de remodelación.

Pero, al analizar muchos de los puntos que incluye el informe conviene hacer una serie de observaciones:

PRIMERO, comienza afirmándose que esta actuación “se justifica en todo momento desde la concreción técnico- económica de la propuesta de Proyecto Básico facilitado por la Administración Municipal”. Por ello se deduce que el responsable último de la remodelación es el propio grupo de gobierno.

SEGUNDO, esta observación se va a centrar en algunos de los elementos que serán objeto de la importante restauración (¿o quizás es más adecuado tratarla como remodelación?).

Adoquinado

Tanto en el texto escrito como en los planos de situación que figuran en el amplísimo proyecto se deduce que muchos metros cuadrados de este pavimento, tan característico del casco histórico guiense, van a ser levantados y recolocados o, incluso, cambiados por otro tipo de suelo (aunque éste siga siendo de cantería). Ello será especialmente visible en el espacio situado ante el frontis del templo parroquial y también en otras zonas (recuérdese el desafortunado resultado de la intervención en la calle Marqués de Muni, hace más de una década, que, con la ley en la mano, también era ilegal).

Dicha obra atenta contra el artículo 36 de la Ley 11/2009 de 25 de abril de Patrimonio Cultural de Canarias, que trata de la protección de los conjuntos históricos. También lo hace contra el artículo 57, puntos 1 y 2; el artículo 74 de la misma Ley, en los puntos 2, 3, 4 y 8, sobre intervenciones en bienes inmuebles, así como en los puntos 1 y 7 del artículo 79. En cuanto al P.E.P.R.I. municipal vigente, choca con lo establecido en el artículo 21 (sobre elementos singulares urbanos) y el 22, el cual a su vez se ve reforzado por lo que indica el artículo 9.

Quiosco

Ya se expuso la necesidad de dotar al recinto de servicios.

En su integridad, el quisco proyectado se inspira en la tendencia racionalista de mediados del siglo XX. En este estilo domina la línea recta sobre la curva, y esto rompe la armonía con el frontis del Monumento Histórico-Artístico frente al que estaría situado, en el que se combinan los estilos barroco y neoclásico.  También desentonaría con el carácter romántico de la balaustrada de la Plaza Grande junto a la que se ubicaría, así como sería brutal su contraste visual con la fachada principal de la Casa Quintana (del s. XVII), catalogada como Monumento Histórico-Artístico por el PEPRI, que es un ejemplo señero de la conocida como arquitectura culta canaria, en el que se muestran interesantes elementos constructivos propios de la época en la que fue construida.

Puede comprobarse que el conjunto de las plazas cuenta con una evidente variedad de estilos artísticos, pero todos ellos son reflejos de los distintos momentos por lo que pasó el entorno hasta su declaración como Conjunto Histórico-Artístico, dentro de una evolución natural de la sociedad partiendo de la filosofía clasicista preindustrial. En consecuencia, la introducción de una mole de diseño claramente contrario al carácter de los inmuebles de la zona causaría un impacto visual brutal.

Existen alternativas adecuadas para que el quiosco sea una realidad; ejemplo de ello son los diseños que nos podemos encontrar, entre otros lugares, el existente en el Parque de San Telmo de Las Palmas de Gran Canaria, el kiosco mimetizado con el entorno de la plaza de San Roque de Firgas, el de La Alameda de Santa Cruz de La Palma, o el de la Plaza de La Luz de Garachico (Tenerife). Estos son algunos casos en los que un inmueble proveedor de servicios se integra en el entorno. El quiosco que se pretende instalar en la Plaza Grande de Guía no tiene por qué copiar a alguno de los ejemplos citados, pero vendría bien que, antes de se hubiera aprobado su instalación, se hubiera efectuado un riguroso estudio en el que se diseñara otro, que no tuviera protagonismo en sí mismo, sino que sirviera para su finalidad de ofrecer un servicio, aunque siempre a la sombra del importante Monumento Histórico-Artístico frente al que se encontraría y, por supuesto, al Conjunto Histórico dentro del que estaría ubicado. Evidentemente, el impacto visual de su presencia sería brutal; por lo tanto, atentaría contra los artículos 36 y 74 (puntos 3 y 7) de la citada Ley de Patrimonio Cultural.

Pero, para tomar las alternativas adecuadas, es además fundamental tener un mínimo de sensibilidad hacia el importantísimo entorno en el que se pretende actuar.

Luminarias

En la presentación del proyecto situado en el perímetro de la Plaza Grande no consta que se mantengan las farolas actuales y, en cambio, se observan focos luminosos de aspecto moderno. Las farolas actuales, de diseño similar al existente en todo el Conjunto Histórico, así como al de edificios emblemáticos de otras zonas del municipio, fueron colocadas en 1998. Su presencia aquí es, por lo tanto, reciente pero su diseño contribuye a darle carácter al recinto histórico. Ya que el diseño, que responden a la tendencia conocida como “Fernando VII” (que quizás sea lo único positivo heredado de este rey español), sigue el paradigma clasicista que caracteriza al Conjunto Histórico. Por lo tanto, cualquier otro diseño de tipo moderno que no responde a tal paradigma, rompe genera un impacto visual, por lo que incumple los artículos 36, con los puntos 1, 2 y 4 del artículo 74, y punto 1 del artículo 79 de la presente ley.

Cabe añadir, que hace poco tiempo el sistema de iluminación fue cambiado por tecnología LED, de tal forma que los focos de luz están orientados hacia el suelo, por lo cual no se incumple la Real Decreto 1890/2008, de 14 de noviembre, respecto a la contaminación lumínica.

TERCERO, puede comprobarse en la presentación oficial del gabinete encargado del proyecto de esta importante obra, en su organigrama, que está formada por arquitectos, arquitectos técnicos, delineante y diseñadora gráfica. Pero no consta, en el amplio proyecto, el preceptivo estudio histórico, artístico y cultural con valoración de los trabajos a realizar por una persona titulada en Historia o Historia del Arte, como indica la Ley de Patrimonio Cultural en el artículo 74 en su punto 8, apartados a) y b).

En el citado proyecto se citan numerosas leyes que fueron consultadas para emprender esta intervención, pero entre ellas no figura la vigente Ley de Patrimonio Cultural.

Vistas otras recientes intervenciones de dicho gabinete en parte del Conjunto Histórico de Guía de Gran Canaria, que a veces rompen con la armonía del entorno, cabe plantearse si este gabinete es el más idóneo para acometer obras en tal tipo de emblemáticos entornos.

Como asociación cultural legalizada que está formada por un grupo de personas comprometidas con su pueblo, Guía se respeta ha solicitado en numerosas ocasiones reunirse con los gobernantes municipales para dar a conocer sus inquietudes y proyectos. Cabe destacar que la última petición sugería la intervención del nuevo Primer Teniente de Alcalde para que intervenga como mediador, pero siempre se ha recibido la callada por respuesta.

Así mismo debe saberse que, a la pregunta de un concejal de la oposición que quería saber por qué no se recibía a esta asociación ciudadana, la respuesta gubernamental fue “se les recibirá cuando la agenda lo permita” (Pleno ordinario de 30 de septiembre de 2019). Tal desidia por parte de la oficialidad incumple el Artículo 14 de la reiterada Ley, que trata de las competencias de la administración, en su punto k).

Puede considerarse que son numerosos los artículos legales contra los que atenta esta intervención en las plazas.

Por la expresada falta de interés en escuchar a un grupo de conciudadanos y conciudadanas puede plantearse: ¿cuál es el papel de las Concejalías de Patrimonio Histórico, Participación Ciudadana y Transparencia?

En definitiva, habría sido ideal que se acometiera unas obras de rehabilitación en estas señeras plazas, pero que no rompieran con el entorno. Más teniendo en cuenta, que, con esta crisis, se habla de atraer turismo de calidad, al que se le pudiera dar la oportunidad de que conociera y apreciara un entorno auténtico, y no una repetición de lo que, si por ejemplo el turista es alemán, pudiera encontrar lo mismo que en su lugar natal, cuna del racionalista Bauhaus.

José Fernando Moreno Molina es licenciado en Geografía e Historia, con especialidad en Hº del Arte, por la Universidad de La Laguna (1975-1980)

Entre su labor relacionada con Guía de Gran Canaria:

  • En 1981 fue el encargado de la redacción del informe para que parte del Casco Histórico de Guía de Gran Canaria fuera catalogado como el Conjunto Histórico-Artístico, Bien de Interés Cultural en 1982.
  • Debido a su labor, dicho trabajo fue base para la redacción y aprobación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior de Santa María de Guía (PEPRI) vigente, mención reconocida en el propio documento.
  • Su estudio sobre el Casco Histórico se ha publicado en diversas obras especializadas, así como en otros formatos, como algunos de los paneles informativos que se encuentran repartidos por dicho Conjunto Histórico.
  • Es coautor de la Guía turística del Patrimonio Natural y Cultural de Santa María de Guía de Gran Canaria que fue publicada a modo de libro en la primera década del siglo XXI.
  • Es miembro fundador del Consejo Municipal del Patrimonio.