Los canarios tenemos desde siempre una peculiar y entrañable relación con el agua…somos gente de agua contenida; de presas, estanques y acequias; de cantoneras, tornas y contratornas.

En esta honda relación con el agua hubo un tiempo en que hasta los barrancos se domesticaban para ofrecernos cosechas de ñames de lustrosas hojas y berrazales jugosos donde chapoteaban sapos, ranas y alguna que otra anguila.

No somos por ello gente de ver perder el agua en el salitre del mar. Duele al alma isleña ver correr tanta azada sin poderla acotejar, contener, guardar para los secos horizontes que vislumbra en el tiempo. Cada gota caída del cielo es como una onza de oro que Dios regala y desperdiciarla es grave pecado; tanto más grave, cuanto más lastimeras son nuestras quejas si las nubes no nos son pródigas en saciar la eterna sed que las canarias tierras padecen.

En un lugar como Teror donde Viera y Clavijo escribió que a fines del XVIII había en la jurisdicción terorense casi doscientas -contando las del municipio de Valleseco- que iban desde las que estaban en propio lugar de Teror: “la Fuente Agria, Ortiz, Baseta (sic), de Santa María y de la Higuera; en el pago del Rincón hay doce; en el de los Llanos, ocho; en el del Álamo, otras ocho; en el de Pasitos, cinco; en el de Miraflor, doce; en el del Palmar, seis; en el de Guanchía, tres; en el de Osorio, cinco;…en los Arvejales, veinte y nueve; en el Laurelal, nueve; y en el barranco de Teror, diez”

Teror, donde se celebra la Fiesta del Agua.

Teror, para el que, desde el 13 de mayo de 1916 una sentencia del Tribunal Supremo dictada en Madrid acordaba la incoación del oportuno expediente para la declaración de interés público de las aguas de la Fuente Agria, zanjando el tema de su propiedad y le otorgaba al ayuntamiento un año para solicitar la misma. La Fuente Agria era, por fin, de todos los hombres y mujeres de Teror y no de nadie en concreto y era el germen de la actual “Aguas de Teror”

Mi abuelo Sinesio se lamentaba siempre cuando escuchaba quejas sobre las presuntas molestias de la lluvia. “Si cada gota de agua es una onza de oro que Dios nos regala”, me decía.

En Teror, aún más.

¡Feliz Día del Agua!
José Luis Yánez
Cronista Oficial de Teror
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