La centenaria vecina de Teror es actualmente una de las tres mujeres más longevas de Teror.
Carmen Delgado Francés puede presumir de encontrarse en el ranking de las personas más longevas del municipio de Teror, ocupando actualmente el pódium junto a Maximina Nuez (108 años) y Cristina Naranjo, que también ha cumplido recientemente los 100 años. Con un siglo de historia encima, Carmita sigue observando la vida como si el tiempo no pasara por ella y, con cierto humor, se lamenta de que “estos 100 años se me han ido muy rápido”.
En su semblante y en su forma de recordar y contar su propia historia, Carmen Delgado transmite el carácter de una mujer valiente, entregada totalmente a la vida a pesar de las muchas dificultades que ha tenido que sortear. Y lo más admirable, es que conserva aún muchas ilusiones, como le hizo saber al alcalde de Teror, Sergio Nuez, y a la concejala de Mayores, Minerva Batista, que la visitaron recientemente para felicitarla y entregarle unas flores y el distintivo del pino canario en madera que se le entrega a las personas centenarias del municipio.
“Mi mayor ilusión ahora es ir a ver a la Virgen del Pino y estar un buen rato con ella”, le declaró a los representantes municipales. “Y también estar con mi nieta y mi bisnieta, que me visitan con frecuencia”. “Y también me haría mucha ilusión pintar la fachada de mi casa”, …
Carmen tiene una memoria prodigiosa y una salud de hierro “aunque las piernas no me ayudan mucho y no puedo moverme demasiado”. Pero su voz es firme y en sus palabras se manifiesta una sabiduría innata que, posiblemente, le haya permitido vivir tanto tiempo.
Carmen Delgado nació en Fuerteventura, en Morro Jable, en 1922. Según su DNI, el 29 de octubre, pero ella siempre lo celebró el 22 de septiembre, “porque en aquellas fechas nos inscribían más tarde y no coincidía con el día del nacimiento, por eso yo lo suelo celebrar en septiembre”. A los 8 años quedó huérfana de madre y de padre, y fue acogida en Gran Canaria por unos tíos. Fue el primer golpe que recibió de la vida.
En 1955 se casó con Antonio Eloy Vega y se trasladó a vivir a Teror, donde ha permanecido hasta hoy. En 1956 nació su único hijo, José Antonio, pero a los cinco meses tuvo que afrontar el otro gran golpe que le dio la vida: perder a su marido y quedar viuda. No fueron momentos fáciles, pero su gran devoción y sobre todo su hijo recién nacido le mantuvieron con fuerza para seguir adelante. Cuando ya tenía 60 años de edad, volvió a casarse con Pedro Falcón, también viudo y vecino del Casco de Teror, con quien compartió su vida, hasta su fallecimiento.
No cabe duda de que el espíritu alegre, optimista y de superación de Carmen ha sido el elemento en el que ha girado toda su vida, a pesar de las adversidades. Desde muy joven trabajó en el sector de la limpieza, en casas particulares y, posteriormente, durante muchos años, como empleada en la oficina del entonces Banco Hispano Americano -hoy Santander- de Teror. Fue siempre una mujer de mucho carácter, explica su hijo. Muy devota de la Virgen del Pino y apegada a la iglesia, en especial a la Basílica del Pino, pero también muy participativa en actividades musicales y culturales del municipio.
Es difícil resumir los 100 años de Carmita en pocas palabras. Pero si una frase pudiera explicar su forma de entender la vida, es la que ella misma pronunció con total naturalidad, como si pudiera vivir otros 100 años más: “¡qué rápido se me han ido estos 100 años!”.