Atentado contra la cultura en Arucas

El pasado 31 de mayo este magazín se hacia eco del mayor escandalo en las iglesias en Canarias, un escándalo que trajo sus consecuencias.

Nos hacíamos ecos de los destrozos en la restauración de dos tallas muy importantes en la iglesia de San Juan Bautista de Arucas, por un lado, La Dolorosa y por el otro San Juan Bautista (patrono de Arucas). ¿Nuevo caso de Ecce Homo en Arucas? 

Ayer nos enteramos de que otra talla, esta del ilustre guíense Lujan Pérez, San Sebastián, también estaba en proceso de restauración (esta toda iba por la mitad de la restauración).

A esto sumamos que el “supuesto” amateur restaurador, persona no vinculada al magno oficio de la restauración. Tuvo la desfachatez de plasmar su firma en La Dolorosa, “No puedes firmar una obra que no es tuya”, precisa la experta María Cárdenes (restauradora del Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria).

En lugar de estampar su firma en las piezas que restauran, los profesionales dejan fe de su autoría en la memoria que redactan al concluir el trabajo. Este documento contiene información precisa que será vital en el caso de requerirse futuras intervenciones.

En el informe que ha redactado la restauradora del Cabildo habla incluso de que el párroco «se saltó todo» y «por supuesto no hay proyecto». Además, la intervención de las tres imágenes, entre ellas el santo patrón de Arucas, «se ha hecho por una persona que no tiene consideración de restaurador». Su nombre «mejor omitirlo». Ahora «hay que levantar un acta de inspección, solo se ha hecho un primer informe tras una primera visita visual», afirma Cárdenes, que asegura que San Juan es el que peor parado ha salido del repintado. En total, calcula que restaurar las tres imágenes costará entre 30.500 y 3.500 euros.

Las imágenes que siguen en la iglesia de Arucas, pero ocultas al público, son bienes vinculados al inmueble declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y por tanto gozan de la misma protección legal que el edificio. Como relata la restauradora María Cárdenes, «cualquier intervención que se hace en bienes muebles artísticos tiene que pasar por la Diócesis de Canarias y hacerse un proyecto de intervención, que debe a su vez pasar por el Cabildo, dar el visto bueno y llegar a la Comisión Mixta Gobierno-Iglesia, a la que también va el Cabildo». Nada de eso se hizo en el caso de las imágenes religiosas de Arucas. Por lo que se sabe, el párroco actuó por su cuenta y el Cabildo y la Diócesis conocieron el asunto al trascender en redes sociales.

Desde luego lo realizado en Arucas no es de extrañar que ocurra en otros lugares de nuestras queridas Islas Canarias.  Cuestión que me imagino los Cabildo se pondrán a revisar.

Este magazín no es quien para juzgar ni señalar, pero en estos atentados a los bienes de Interés Cultural (BIC), creo que la Iglesia y la Justicia tomará cartas en el asunto y que el supuesto restaurador pague los 40.000€ que va a suponer volver a dejarlas como están y evidentemente que pague por plasmar la firma en una obra que no le pertenece.

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