Ha fallecido en Teror a los 93 años.doña Emilia Domínguez Ortega

Extraordinaria mujer, respetuosa, con ese enfoque tan certero de las cosas que da el “ser de campo”.
Doña Emilia era viuda de uno de los hombres más buenos que la vida me ha deparado conocer, Isidro González Gil; de una sensatez y un saber estar dignos de lo que era, un caballero.
Tal como recogió su hija María Dolores en un escrito periodístico en el que glosó a sus padres, Isidro González conoció al que sería su suegro Manuel Domínguez, aguador de la Fuente Agria de Teror, “quien con ocasión de un sancocho en Artenara al que iba con su familia, lo invitó. En el primer camión que pisó Teror, un Dodge que compró Manolito, se sentó al lado de su hija Emilia…”
Y así se inició un noviazgo de seis años, que culminó cuando se casaron, ella con 24 años.
Ante los consejos de la familia de cruzar el océano para hacer futuro, Isidro González prefirió siempre quedarse con su familia, porque afirmaba que “¡Mi Venezuela está aquí!”
La incansable y tenaz lucha de la pareja por ir forjándose un futuro fue dando resultados; hasta aquel momento que marcó un antes y un después. En Barcelona conoció a Torres Milán y éste le ofreció la licencia para la masa de los Donuts que ya hacían furor en Gran Bretaña y Estados Unidos.
En el periplo de esa vida en común del que queda pendiente una crónica; la fábrica de galletas Bandama, la creación de Explotaciones Industriales de Teror S.A. (EIDETESA) y la apertura de aquella incipiente primera fábrica de donuts en el garaje de Jose Manuel -Manolito- Domínguez (el padre de Emilia) en Buenavista el 29 de junio de 1968; doña Emilia Domínguez supo estar permanentemente, como las grandes mujeres que tal como afirman tienen todos los grandes hombres a su lado.
La fábrica se trasladaría a El Hoyo en 1972 -hace medio siglo- y dos años después, Isidro González, Emilia Domínguez y sus siete hijos empiezan nuevamente otra senda empresarial y vital, con la venta de sus acciones en Bandama y los Donuts.
Doña Emilia era asimismo sobrina de Juan Ortega Pulido, comerciante y primer presidente del Casino Juventud Unida de Teror en 1934; cargo que ocuparía su marido unos años más tarde.
Como dijera su hija en el magnífico escrito al que ya hice referencia, Emilia Domínguez Ortega era una mujer que profesó siempre un profundo respeto, amor y lealtad hacia su familia.
En general, a todo el mundo. No era un alma con dobleces, era sencilla, con esa sencillez que da el estar tranquila con su ser más profundo.
Hace años, un día en su casa, doña Emilia -respetuosa y cálida en el trato siempre- haciéndome compañía mientras esperaba, me dijo “Señor Yánez, aproveche todos los momentos de felicidad que la vida le dé, que la vida es muy tacaña en felicidades”
Hacía mucho tiempo que no la veía. La recuerdo buena, sensible, afable y muy querenciosa y protectora.
Ya está junto a su marido, que falleció el 14 de abril de 2001. La Virgen del Pino, a la que profesaban una singular devoción, ya los tendrá juntos
Su velatorio, en el Cementerio Municipal de Ntra. Sra de los Dolores de Teror; la Misa- Funeral, tendrá lugar mañana jueves, 10 de noviembre de 2022, en la Basílica del Pino a las 13:00 horas y el entierro en el Cementerio de San Lázaro, al término de la Misa-Funeral.
Un fortísimo abrazo a sus hijos e hijas José María, Gilberto, Galo, María Dolores, Ciro, Leocricia y Aresio González Domínguez.
Descanse en la paz eterna.
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