Decía Ortega y Gasset: yo soy yo, y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.
Las circunstancia es la parte de nuestra vida que no elegimos pero que nos configura, las circunstancias son al fin y al cabo el lugar donde hemos nacido, el nivel social que tienen nuestros padres, el nivel educativo de tus padres, el colegio en el que hemos estudiado. Es decir, son un montón de elementos que van configurando nuestra identidad pero que tú no la puedes elegir. Tener en cuenta la circunstancia es importante para entender tú pensamiento crítico.
La pos verdad últimamente se está introduciendo en nuestro mundo de una manera tan sutil, que al final se ha convertido en una gran verdad muy potente, que incluso está movilizando gobiernos.
Nuestro pensamiento crítico tendría que funcionar a la hora de entender los titulares de prensa que se suelen dar, o los titulares de las noticias que en ocasiones impactan en la parte emocional, ese vuelco hacia el lado emocional está surgiendo en los medios de comunicación, es tan potente que se está nublando la capacidad primaria de razonamiento que deberíamos mantener. De modo que si yo consigo un titular sensacionalista, seguro voy a acudir a tu emoción, o bien de felicidad, o bien de indignación, con lo cual he conseguido anular tú parte racional. ¿Por qué?, porque he ido directamente a la emoción.
De esto ya los romanos sabían bastante, en el año 80 a. C, cuando el emperador Tito, inaugura el Coliseo, lo hace en primer lugar, por acabar la obra, pero también en el año 79 a. C había estallado el Vesubio y se llevó por delante Pompeya, el Herculano, y Estabia, un incendio asola un tercio de Roma, y encima una plaga, la peste se carga la otra parte, el reinado de Tito estaba a punto de claudicar, entonces decide inaugurar el Coliseo, acelera su finalización, para después inaugurarlo. El emperador Tito da cien días de espectáculos gratuitos, repartidas entre las mañanas y tardes para todo el público de Roma, durante las mañanas había juegos y por las tardes los enemigos de Roma eran sacrificados en la arena. Durante estos cien días en los sótanos del Coliseo se hacían mil hogazas de pan y se repartían en los descansos a todo el público, de manera que el público romano asistía al Coliseo y conseguía ver espectáculos de una manera maravillosa y encima comía pan.
A partir de ahí cuando terminaron los espectáculos, el reinado de Tito permaneció sin ningún problema, ya que se había ganado al público con dos cosas muy sencillas, que son pan y circo.
En este siglo, nuestro pensamiento crítico tiene que estar teledirigido para darnos cuenta de que si no utilizamos esa capacidad de análisis de la realidad al final se impone el circo, y estás constantemente en una dinámica de entretenimiento que hace que no estés atento a lo que realmente hay de fondo, de ahí la insistencia en que intentemos tener un foco de apertura ancha, no mirar solamente al ombligo, intentemos ver el contexto al completo de la noticia, porque si olvidamos el contexto al final cuando descontextualizas, estas olvidando la verdad y la realidad.