No somos de nadie, ni nadie es nuestro

Pongamos atención al significado de las palabras.

Observemos el comportamiento humano que se deriva de ellas, y su justificación.

No somos de nadie ni nadie es nuestro.

Tu hijo no es tuyo. Un hijo es consecuencia de un acto tuyo. Ante cualquier acto debe asumirse la responsabilidad.  Responsabilidad es la respuesta, la acción concreta.

 “Yo soy así”

Una expresión común , sin embargo quizá sea de las expresiones más limitantes. Me atrevería a decir que contiene tintes perversos inconscientes y sutiles.

Tú no eres así, tú te comportas así.

“Yo soy así”

Una creencia limitante , castrante, que produce estrechez mental con derivados consecuenciales inversos al desarrollo humano, que se instalada en una zona de confort (limitación, adaptación a lo conocido) como respuesta a la incapacidad de avanzar (constructo mental que garantiza protección física ante un sentimiento de vulnerabilidad frente a lo desconocido).

“Yo soy así” es una conclusión reductiva de la mente que forma parte del inconsciente colectivo. (limitante, no solo perjudica el desarrollo personal, también actúa sobre las personas de tu entorno)

“Yo soy así” es un subproducto de la mente egoica; fija, traza una línea que impide avanzar, que se irrita cuando los demás la sobrepasan, una situación que produce enconamiento de la condición humana, instalando barrotes que dificultan la posibilidad de crecer y desarrollarse en armonía con el medio,  fundamentalmente con tus semejantes.

Tu mujer, tu hombre, tu padre, tu madre, tu amigo. Tú no eres tuyo. Tú eres la respuesta de un acontecimiento anterior. Nada puedes hacer para evitarlo porque ya fue.

Ahora mismo eres tú, pero no tú, cuerpo físico. Eres ante nada consciencia.

Eres unicidad, formas parte de un todo que ya era tal cual es , tú eres consciencia transformada en cuerpo físico. Aparece el individuo luego la mente cómo instrumento de ese individuo. Ese instrumento es una potente herramienta que se va dotando de recursos para entender y explicar la conciencia manifestada. Y ésta, la mente asume la responsabilidad de sus pensamientos y de las acciones que se derivan de ellos.

Sin embargo la mente jamás alcanza, iguala o supera la consciencia. La mente es un instrumento del Ser que está conectado con la consciencia pero no es ella.

La mente está al servicio de Ser que ya es, sin mente.

Una de las mayores incomprensiones humanas deriva de la confusión que se produce entre el Ser y el hacer.

La mente egoica te dice que eres lo que haces. Por lo tanto construirás tu carácter en base al reconocimiento del hacer, del tener, identificado con el Yo  comparado, expuesto y sometido al qué dirán de tí, tanto tú como los demás, viviendo una vida que crees tuya sin serlo.

Todo lo aquí expresado, no es más que una respuesta de la mente, que se atreve a escribirlo consciente del abismo existente con la verdad de la conciencia. Quizá, a lo dicho tan solo le salva alguna tímida y endeble línea de conexión puntual con el ser que me habita, y que siente que en alguna y esporádica ocasión de “no pensamiento” se conecta con la casi inalcanzable consciencia superior.

Erg.

 

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