Contaminación lumínica en el espacio natural “El Agujero – El Frontón”

¿Qué es y cómo se origina la contaminación lumínica?

Tanto la Asociación como la Red Española de Estudios sobre Contaminación Lumínica la definen como una alteración de la oscuridad natural del medio nocturno producida por fuentes artificiales de luz. Aún, hoy en día, hay poco o ningún control real sobre la misma a excepción de La Palma, Norte de Tenerife y Cataluña.

El exceso de luz artificial es un problema que hasta hace veinte años apenas suponía motivo serio de preocupación. Pero las alarmas se han disparadoy la contaminación lumínica se está convirtiendo en una auténtica plaga en todos los rincones de España y del planeta. No solo es un problema para el medio ambiente, sino también una amenaza para la salud humana y para la práctica de la Astronomía.

Es evidente que se trata de un tema demasiado nuevo para las administraciones públicas y sus oficinas técnicas que parecen ignorar o desconocer. Datos recientes de la Estación Espacial Internacional han visto un aumento del 24,4% en 2020 respecto a 2012. En Europa y Estados Unidos la culpa del aumento está en una errónea elección de luz LED blanca que se usa cada vez más en el alumbrado público, en vez del ámbar, más natural.

Los astrónomos fueron los primeros.

Son numerosas las asociaciones, redes e institutos de Astronomía a nivel mundial que vienen advirtiendo desde hace tiempo que la contaminación lumínica es un problema que crece a pasos agigantados desde la aparición de la tecnología LED. Si nos fijamos en Europa o en Estados Unidos, los números se disparan: el 99% de la población de las ciudades no puede disfrutar de un cielo estrellado.

Sin embargo, hay lugares que están siendo protegidos de manera efectiva, como por ejemplo, La Palma, donde solo se permite la instalación de luces ámbar en el alumbrado público.

La utilización inadecuada de la iluminación artificial se ha convertido en un grave problema ambiental.

Es un tipo de contaminación que no duele, no se oye, ni se huele. No la percibimos como un problema, pero el exceso de luz es responsable de la mortalidad masiva de algunas aves y del desequilibrio de los ecosistemas.

En las Islas Canarias mueren cada año miles de pardelas al caer al suelo deslumbradas en sus primeros vuelos. En El Agujero, desde la instalación de las nuevas farolas, casi han desaparecido las pardelas.

En las regiones costeras las luces artificiales están suponiendo un grave problema para la fauna marítima, representando así una grave amenaza para la conservación de la biodiversidad. Tememos, que del mismo modo que está afectando a la pardelas, perjudique de manera importante a la riqueza marina que abunda en el litoral de El Agujero – El Frontón.

Sin oscuridad nocturna, enfermamos más.

Casi todo el mundo ha oído hablar del reloj biológico que rige nuestro organismo y da órdenes para activar una serie de funciones según sea de día o de noche. Nuestras ciudades se han convertido es un sistema ‘24/7 non stop’ que implica una alteración del ciclo natural luz-oscuridad debido al abuso de luz artificial durante la noche. De esta forma, nuestro reloj se vuelve loco y comienza a enviar por la noche señales que debería enviar durante la mañana. Muchos estudios demuestran como la luz nocturna, especialmente la luz azul que emiten las luces LED blancas, puede retrasar el sueño, producir insomnio y desencadenar alteraciones del ánimo o metabólicas, como la diabetes u obesidad. Incluso se relaciona con el riesgo de padecer cáncer de mama y próstata.

Demasiada potencia de luz y focos mal orientados

Pero además de ese brillo artificial del cielo nocturno, existen otras formas en las que se manifiesta la contaminación lumínica, como la intrusión, producida cuando el flujo luminoso sobrepasa el espacio que se quiere iluminar e inunda otras áreas. Esto sucede cuando la luz de las farolas de la calle entra en tu dormitorio, o en las zonas costeras, donde las grandes superficies de agua son alcanzadas por la luz artificial. Otra de las caras de este tipo de contaminación es el deslumbramiento, que ocurre cuando la luz artificial apunta directamente a nuestros ojos o hay un exceso de luz en una determinada zona.

Todo esto es exactamente lo que está sucediendo en el espacio natural El Agujero – El Frontón. Es decir, se han instalado unas farolas muy altas, unas luminarias mal orientadas que apuntan hacia las casas y hacia el mar provocando la entrada de luz en las habitaciones e invadiendo grandes extensiones de la marea con unas luces blancas de alta intensidad que sobrepasa con creces las necesidades de la zona y que además provocan un gran deslumbramiento. Los horarios innecesariamente prolongados de luz agravan la situación.

Hacia una iluminación sostenible.

La  contaminaión lumínica es una cuestión ambiental con un marcado componente social. Por eso es tan importante tomar conciencia de la situación y acercar este conocimiento a la ciudadanía.

Es evidente que la noche, en algunas circunstancias, hay que iluminarla. Y precisamente hay numerosos textos y reglamentos que pretenden ayudar a alumbrar solo aquello que sea necesario mediante una iluminación responsable que minimice los perjucios sobre el cielo estrellado, el medio ambiente y la salud.

Evidentemente, ahorrar es fácil. Hacer nuestras calles seguras y bonitas, siempre teniendo en cuenta que estamos contaminando, no lo es. Para hacerlo se necesita no solo buenos productos comerciales, sino además, un buen diseño de iluminación y una iluminación responsable. Mientras, muchos ayuntamientos entre ellos el de Gáldar, siguen iluminando más y más con luces LED blancas de alta intensidad. Las presiones que el sector de los fabricantes de alumbrado ejercen sobre los ayuntamientos no ayudan.

La solución es fácil. Los expertos recuerdan que bastaría con no instalar luces LED blancas, sino LED “de las buenas” de potencia moderada y tono ámbar, y solo allí donde realmente hiciera falta. Orientar siempre los focos hacia abajo -no en horizontal como en El Agujero/El Frontón-, bajar la intensidad de la luz y colocar sensores de movimientos para no tener las luces encendidas innecesariamente toda la noche.

Estos graves inconvenientes fueron trasladados hace 6 meses en una reunión entre varios concejales y la Asociación de Vecinos de El Agujero sin cambios en la iluminación hasta la fecha.

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